En el
proceso de digitalización de las protestas del último siglo se ha producido un
desplazamiento de las élites tradicionales de su ámbito de legitimidad y poder.
Los políticos son señalados como personas corruptas que sirven al poder,
mientras que los medios de comunicación han perdido su credibilidad e
influencia en el nuevo modelo informativo.
Manuel Castells afirma: los gobiernos odian Internet. ¿Por qué podría llegar a decir
esto? Muchos afirmarán que no, pero es la realidad, los políticos, los
empresarios y las diferentes clases de poder no quieren un Internet libre, esto
se debe a muchas razones, pero entre las principales razones es que les ha
extraído de una forma de control del pensamiento de la opinión pública
establecido por los medios de comunicación.
Plaza Tahir centro de las revueltas |
Hoy cualquier ciudadano puede hacerse oír, puede hacer
que la sociedad vea su situación, la denuncia y la convierta en un fenómeno
viral. Un claro de ejemplo de ello fue la plataforma creada en España para imputar a Rodrigo Rato, la cual recaudó 18.000 € en horas para su imputación.
Este es un claro ejemplo de lo que se puede llegar a conseguir si la gente
comienza a creer que el poder recae verdaderamente en el pueblo.
En
cuanto a los periodistas, muchas son las razones por las que han perdido su
poder, pero en este artículo me centraré en una, la más importante desde mi
punto de vista, que ha sido la falta de una actitud crítica con el poder
político. El poder de los editores ha hecho que la credibilidad de los profesionales del periodismo se haya vaciado para dejar paso a la subjetividad
y al sectarismo. Hoy todo el mundo sospecha de quien realiza la noticia, e
incluso acude a blogs o paginas alternativas a los medios de comunicación
tradicionales para informarse.
Estadística de credibilidad pro grupos profesionales |
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