lunes, 16 de diciembre de 2013

El cambio y los principios periodísticos

¿Realmente existe un futuro para el periodismo? El mundo es constante cambio y, el periodismo, como parte de él, no se encuentra ajeno a los mismos. Tecnología, negocio, audiencia; tres palabras indicadoras de que la vida no será igual en los próximos años. Sin embargo, ¿cómo afecta ese devenir a la actualidad de los principios periodísticos que han sustentado la profesión? Ignacio Muro asegura su existencia por tres razones:
  1. Entre los hechos y la difusión siempre será necesario un mediador.
  2. El mediador, siempre será un profesional, es decir, un periodista.
  3. La contribución del periodista seguirá siendo determinante.
Los nuevos medios digitales han realizado su irrupción en nuestro mundo, no obstante, sus cambios parecen notarse desde una perspectiva muy relacionada con el negocio. El profesor Ignacio Muro así lo trata en este artículo expresando su miedo por el cambio producido a todos los niveles de la producción informativa.

Los nuevos mediadores han aparecido como una realidad donde la hiperabundancia de información aparece sin cesar. La jerarquía y la selección, dos de los principios de la profesión, parecen dejar paso a una información horizontal y ciudadana donde todo interesa a partes iguales. Un periódico digital debe cambiar su portada cada media hora, ¿es cierto que existe en este mundo glocal, una noticia importante cada media hora? Yo diría que no.






Portadas de Elmundo.es con media hora de diferencia


El exceso de información no es a priori perjudicial para la sociedad en su conjunto, pero sí su falta de rigor y calidad. Internet subsiste en la actualidad con páginas de libre acceso, son muy pocos los casos de pago por visión de periódicos digitales. Orbyt, es el mayor ejemplo en nuestro país, sin embargo, no podría considerarse como tal pues es la misma edición que la impresa en papel a excepción de contenidos adicionales a un precio muy bajo en comparación con el papel.


Abordando de forma más honda la profesión de periodista, vemos al igual que I. Muro, la muestra de una corriente pesimista instalada en nuestra sociedad. Son muchos los ideólogos que opinan que el mundo de la ética y la deontología profesional han dejado de existir dando paso al espectáculo informativo, donde solo la audiencia y la sonoridad son parte del juego. Así, es de recibo decir, que la libertad de expresión e información de un periodista radica principalmente en el hecho de su proyección sobre una ciudadanía a la que le asiste tal derecho fundamental. Es increíble ver como periodistas de reconocido prestigio en el mundo actual aparecen en televisión en anuncios de diferentes productos:




Viendo esto podríamos preguntarnos: ¿nos hemos perdido acerca de la función del periodista?

Es en este mundo de audiencias descabelladas y sin limites, donde vemos como el estilismo, la aparición de caras bellas y femeninas prevalece sobre el talento de comunicar, de mediar, de transmitir información veraz y crítica para el buen funcionamiento de una democracia madura, poco espacio queda para la ética y la deontología. En opinión de Iñaki Gabilondo el periodista no es ajeno al mundo que le rodea y, por ello, también le afecta de forma generalizada la crisis profunda de valores.

Objetividad, corta-pega, búsqueda de información, verificación, polarización. Podría ser una lista más amplia, pero su inexistencia o exceso en grandes sectores del mundo periodístico merman la credibilidad, deteriorándolo hasta límites que hoy vemos cifrados. Estos datos aumentan con la irrupción de lo digital, donde todo es gratuito y carece de calidad y rigor informativo, donde las noticias de agencia abundan sin contextualizar las informaciones que se vierten.




I. Muro acaba este apartado afirmando que el verdadero reto es mutar para volver a ser creíbles de nuevo. Creo que todos estamos de acuerdo en esta afirmación, sin embargo, parece demasiado lejana en virtud de la cantidad de grupos de presión existentes y de un modelo de negocio que se ha impuesto como una noche oscura, ahorcando a los profesionales del medio.

Las empresas periodísticas son en la actualidad grandes conglomerados empresariales. Salidas a bolsa donde los intereses cortoplacistas se imponen sobre los criterios periodísticos e informativos. Esta es nuestra realidad y con ella debemos convivir, pero sin perder de vista que nosotros mismos somos una marca, que nuestra credibilidad es nuestro hecho diferencial, que nuestra ética es innegocible, que somos un servicio público. Los cambios existen, pero podemos revertirlos.

Links de interés:

Poli-tic
Código deontológico
Artículos de Ignacio Muro, periódico El País








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